En primer lugar, el estilo de vida sedentario.
Es el enemigo número uno. Recuerdo los momentos en que no prestaba atención a los ejercicios y me movía más. Había estado ganando peso a un ritmo rápido. Una vez que introduje una sola serie de flexiones en mis días, este ritmo se desaceleró rápidamente.
El ejercicio es un hábito clave que puede transformar no solo su resistencia, sino toda su vida.
Los alimentos? Casi todos son aceptables. Sin embargo, los alimentos procesados (comidas rápidas, dulces) son aceptables solo como un veneno: en dosis muy pequeñas.
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El problema con los alimentos grasosos, la sal y los bocadillos dulces es que son muy adictivos. Lo has insinuado en tu pregunta: ese tipo de alimentos fácilmente se convierte en un mal hábito. No son malvados una o dos veces, pero ¿quién puede resistirse a no comerlos más?
Yo no.
Cualquier cosa que agregue grasa a tu cuerpo disminuye tu resistencia. Lo sé, porque mi rendimiento físico aumentó muy rápido cuando perdí el 15% de mi peso corporal.