No soy un gran fan de la palabra hábito. La idea de hacer algo habitualmente me hace bostezar
Sin embargo, hay poder y belleza en el ritual sagrado. Con esto no me refiero a un comportamiento ritualizado como en la religión, sino a comprender lo sagrado en la vida cotidiana y apreciar nuestra capacidad para actuar y brindar consuelo a los demás, así como a nosotros mismos a través de estos actos.
Es bueno tener un horario regular para dormir, tener horarios regulares de comidas, horarios regulares de ejercicio y crear un plan que nos permita concentrarnos y lograr nuestros sueños bien considerados.
Si quieres manifestar tu mejor vida es importante visualizarla, regularmente y con intención. Escribe sobre ello, piensa en ello, imagínate a ti mismo haciéndolo y siéntelo en tu cuerpo. Tienes que verlo para serlo.
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El ritual se vuelve destructivo cuando se vuelve compulsivo y reglamentado. En mi humilde opinión, la compulsión y el regimiento son aspectos del miedo y son el dominio del ego.
Así es el caos de una vida desorganizada, reaccionaria. La impulsividad puede mantener las cosas frescas y nuevas, pero si es la norma en la vida de una persona, se vuelve tan compulsiva como lo es la estricta adherencia al comportamiento habitual.
Siempre hay un buen equilibrio por alcanzar. La vida es un arte y todos somos artistas.
El ritual sagrado se refleja en todas y cada una de las acciones. Es una demostración de elegancia y belleza. Es de flujo libre, como el agua. Piensa en Qi Gong …
La razón por la que creo que podemos encontrar lo sagrado en la vida cotidiana es porque lo veo así:
Todo es sagrado o nada es sagrado. Tú decides.