Desde el principio, nunca fui muy serio con los estudios. Siempre me fascinaron los diferentes libros y traté de obtener conocimiento de ellos, ya que en ese momento Internet no era muy famoso, mi padre solía conseguirme varios libros y yo pasaba mis vacaciones enteras leyendo y otras veces jugaba a juegos. En computadora o al aire libre.
Las escuelas de mi escuela estaban por encima del promedio, alrededor del 60-80%. Y, nunca trato de mejorar, ya que nunca me molestaron por ellos y en clase todo lo que solía hacer era charlar con mis amigos.
En nuestra escuela, los deberes fueron proporcionados por maestros como para mantener la limpieza y hacerse monitor. También aspiraba por ello y cuando llegó el día de asignar los deberes, el profesor no me proporcionó ninguna información que dijera que perdiste el tiempo en la clase de conversación, que eres capaz pero no eres serio. Ese día, decidí ir en cualquier medida para devolver mi posición a un estudiante estudioso a los ojos de los maestros. Pero el mayor problema fueron las matemáticas, incluso fallé en el sexto y séptimo estándar. Fui un gran revés ya que desde niño quise convertirme en un ingeniero que diseñaba automóviles o software y sabía que eso requería matemáticas. Yo había perdido toda esperanza.
Finalmente, en el estándar ocho, decidí una vez más cambiar mi debilidad en mi fuerza y me uní a la tutela para las matemáticas. Estaba más preocupado por mis estudios y comencé a estudiar con todo mi potencial.
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Y luego no vi nada, intenté y probé y obtuve un puntaje perfecto de 100 sobre 100 en el décimo estándar en matemáticas y A1 en otras materias.
Esta fue mi historia, puede que no sea cero para el héroe, pero todavía es lo que más me importa.
🙂