¿Eres una papa, un huevo o un grano de café?
Aquí está la historia y lo que aprendí de ella.
Edward se quejó a su madre (Jennifer), “Mi vida es miserable. No sé cómo lo voy a lograr. Me harté de luchar todo el tiempo. Parece que un problema se resolvió y luego otro lo siguió. Jennifer lo llevó a la cocina. Llenó agua en tres vasijas y las puso en la estufa.
Una vez que los recipientes comenzaron a hervir. Jennifer pone los granos de café en una olla, las papas en la segunda y los huevos en la tercera. Ella los dejó hervir sin decir una palabra a Edward. Después de quince minutos, apagó la estufa. Sacó las papas y los huevos de la olla y los puso en un tazón y el café en una taza.
Ahora girándose hacia él, le preguntó. “Edward, ¿qué ves?” “Huevos, café y papas”, respondió.
Jennifer dijo: “Mira más de cerca y toca las papas”. Observó, eran suaves.
Entonces, ella le pidió que sacara un huevo y lo rompiera. Se fijó en el huevo duro.
Finalmente, ella le pidió que tomara un sorbo del café. Su rico olor trajo una sonrisa a su rostro.
Edward preguntó: “Mamá, ¿qué significa esto?”.
Explicó que los granos de café, los huevos y las papas se habían enfrentado al agua hirviendo (la adversidad). Sin embargo, cada uno reaccionó de una manera diferente. La papa entró fuerte y dura, pero se volvió suave y débil en agua hirviendo. Los huevos eran frágiles con la cáscara externa delgada que protegía su interior líquido hasta que se colocó en el agua hirviendo. Entonces el interior del huevo se endureció. Pero, los granos de café eran únicos. Ellos cambiaron el agua y crearon algo nuevo después de exponerlos al agua hirviendo.
Luego le preguntó a Edward “¿Cuál eres?”
“¿Cómo respondes cuando la adversidad golpea tu puerta? ¿Eres un huevo, una papa o un grano de café?
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