A menos que exista una sociedad en la que todos los artículos sean propiedad de todos, es decir, nadie puede poseer nada, los artículos (es decir, bienes y servicios) deberán transferirse entre los propietarios. Como los artículos tienen valores diferentes, debe haber un acuerdo sobre ese valor para cualquier intercambio.
Históricamente, e incluso hoy, el trueque era un medio para transferir la propiedad, es decir, cambio mi camello por dos burros.
El dinero es una mejor manera de transferir la propiedad, ya que permite el intercambio parcial, por lo que si veo el camello como un valor de 2.5 burros, no estaré satisfecho con el intercambio anterior si soy el propietario del camello. Al usar un artículo al que le doy un valor simbólico, entonces puedo crear un acuerdo de intercambio preciso. Entonces puedo valorar un burro como 100 unidades y mi camello vale 250 unidades. Mientras la otra parte esté de acuerdo, tenemos un trato.
Eso es todo lo que el dinero es, un medio para hacer intercambios. Puede ser conchas marinas, oro, papel o cualquier cosa que la sociedad considere que tiene un valor. También puede ser virtual, como en una transacción de tarjeta de crédito donde nada físico cambia de manos.
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Puedo imaginar un mundo en el que las formas físicas de intercambio, es decir, las monedas y los billetes se vuelvan obsoletas. Sin embargo, lo que representan, es decir, el dinero en sí no lo hará. Podemos usar tarjetas de crédito o facturas de teléfonos móviles y transacciones digitales, ¡pero eso sigue siendo dinero!