Respuesta corta: No
Respuesta ligeramente más larga: no, porque no serviría de nada.
La pregunta implica que los padres les dan alcohol, por parte de sus padres, en lugares públicos como restaurantes. El supuesto es que al prohibir que los niños ingresen a Chili’s, el alcohol dejará de consumirlos, y por algún proceso milagroso, menos niños se volverán alcohólicos.
Veamos los pasos de esta idea bien intencionada pero ridícula:
- ¿Qué es un buen centro de recuperación de alcohol cerca de Malibu?
- ¿Qué órgano en el cuerpo humano filtra el alcohol?
- ¿Hay categorías de cócteles? ¿Qué son?
- ¿Cuál es la forma más barata de comprar una unidad de alcohol?
- ¿Qué civilización fue la primera en beber alcohol?
- El 85% de todos los alcohólicos comienzan a beber de niños. Este número, aunque sea exacto, es irrelevante. Ignora por completo el componente genético de la adicción a favor de la idea de que cualquiera que beba lo suficiente o con suficiente frecuencia se convertirá en alcohólico. Esto simplemente no es cierto.
- Los padres les dan alcohol a sus hijos en lugares públicos como restaurantes, centros deportivos y teatros. Este es el eslabón más débil en esta cadena de lógica ya frágil. En los Estados Unidos, al menos, hacerlo ya es ilegal, al igual que llevar a los niños a lugares donde venden alcohol pero no comida. Ningún padre va a intoxicar a sus hijos a la vista de otros clientes y personal de servicio. Si quieren dar algunos golpes con sus hijos adolescentes y preadolescentes, lo harán en casa y evitarán las visitas de los Servicios de Protección Infantil. Por un momento.
- Prohibir a los niños de cualquier negocio que sirva alcohol reducirá las oportunidades de sus padres para clavar sus cajas de jugo. Nuevamente, si esto va a suceder, ocurrirá en privado, con mayor frecuencia, en casa. Además, si se excluye a los niños de los estadios, teatros y restaurantes, también se restringirá la asistencia de sus padres. Preveo muchos desafíos legales, asumiendo que alguna vez se pueda aprobar la ley en primer lugar.
Por lo tanto, ya existen leyes que hacen que el comportamiento dirigido sea ilegal, es malo para los negocios y tiene muy pocas posibilidades de producir el resultado deseado. ¿Qué no se podría amar?