Un mundo en el que todos vivan no es un mundo en el que valga la pena vivir. Si ese es el futuro de la tierra, bueno, me compadezco de mis tatarabuelos, será un infierno.
Primero, tendríamos que lidiar con una sobrepoblación. En este momento, el ciclo de la vida es un sistema perfecto pero precario: las personas mueren para poder hacer espacio para que otros nazcan. Ceden a la juventud. Si se quedaran para siempre, la tierra se quedaría rápidamente sin espacio y recursos. Simplemente no hay suficiente agua, comida o tierra para mantener una población que crece exponencialmente. La pobreza y el hambre serían generalizados.
Sin embargo, lo peor es el costo emocional: imagínese a un hombre de 80 años examinando su larga vida, su debilidad mental y física actual, y tratando de aceptar el hecho de que pasará la eternidad disminuyendo aún más. A menos que tengas una suerte obscena, para cuando tengas aproximadamente 120 años, probablemente estés ciego, sordo e incapacitado de varias maneras. ¿Cómo puedes concebir pasar el resto de la existencia disminuyendo aún más? ¿Quién quiere pasar la mayor parte de su vida en una silla de ruedas, tan enfermo que no puede disfrutar de ninguno de los placeres de la vida?
La muerte es trágica para los que quedan atrás. Pero cuando eres viejo y estás enfermo y estás listo para partir, estás listo para partir, y por el bien del resto de la humanidad, deberías.