René Descartes, que era un filósofo francés, pasó gran parte de su vida pensando en qué es lo que distingue fundamentalmente a un ser vivo de una materia no viva y llegó a la conclusión de la dicotomía mente-cuerpo que se resume en esta proposición. Resulta que Descartes estaba equivocado (estaba haciendo la pregunta de manera incorrecta), pero su argumento parecía bastante convincente para la mayor parte de su tiempo y dominó el pensamiento occidental durante siglos.
Lo que Descartes argumentó es que la existencia de cualquier cosa que infiera de su percepción sensorial (como la visión) puede ser fundamentalmente dudosa. Por ejemplo, si está mirando una vela, no sabe si esa vela realmente existe o si es algo que está reconstruyendo en su sueño. Del mismo modo, si te estás viendo en un espejo, no prueba que existes. Es posible que simplemente hayas sido poseído por un demonio. En resumen, siempre puede dudar de la certeza de todo, pero (y ese es el “pero” más importante), el hecho de que esté dudando es algo que no se puede dudar (es decir, según él, el hecho de dudar implica necesariamente un dudoso). Esto es esencialmente lo que significa “Pienso; luego existo”. Si o cómo se equivocó es algo que dejaré para otra pregunta.