¿Alguna vez has dejado tu país para siempre y estás feliz de haberlo hecho?

En 2007 me fui de los Estados Unidos por dos razones, una por empuje y la otra por un tirón.

Me sentí expulsado del país por la locura autoritaria y traficante de guerra de Bush y su banda de locos. Me sorprendió la forma en que capturaron la Casa Blanca en 2000. Con los resultados electorales de 2004 tomé la decisión de irme. Me tomó otros dos años y medio salir del país, pero nunca tuve una duda.

Me sentí sacado del país por el atractivo de la carretera.

Después de tirar casi todo lo que poseía en la vida, el 11 de septiembre de 2007 a la edad de 61 años abordé un vuelo desde Miami a Santiago, Chile. Mientras el avión rodaba por la pista, y sabiendo que me iba de mi país para siempre, evalué lo que sentía en mi corazón. Y fue … ¡HACIA ADELANTE! ¡Sácame de este manicomio! Desde ese momento nunca he mirado hacia atrás.

Tomé un autobús de Santiago a Mendoza, Argentina, y cuando me ubiqué en un hostal tiré mi teléfono celular a la basura.

Subí al Aconcagua, hice senderismo en la Patagonia, pasé 2 años y 7 meses en el Cono Sur de América del Sur, yendo de arriba a abajo y de oeste a este. Luego volé a la India y pasé un año allí. Varios meses en Tailandia y Laos, 3 meses en Nepal. Desde Nepal volé a Kunming, China, donde a los 65 años compré una bicicleta. Bajé en bicicleta por China, Vietnam, Laos y regresé a Bangkok, Tailandia. Desde allí volé a Xian, China y subí en bicicleta por la meseta de Loess a Mongolia. Después de 4 meses en Mongolia, volé a Filipinas, donde pasé 3 meses en bicicleta por algunas islas. Después de 5 años y medio, regresé a los Estados Unidos para visitar a familiares y amigos.

Unos meses después, me subí a mi bicicleta en Seattle y me dirigí al sur a Argentina. Cuando llegué a Guatemala conocí a una mujer, me enamoré y me quedé 2 años. Luego me subí a la bicicleta en Guatemala y entré en bicicleta a Argentina llegando a mi destino en abril pasado, justo antes de cumplir 70 años.

Ahora estoy de regreso en Guatemala y sigo pedaleando. Pasaré un rato aquí, porque es un gran país, y tengo un buen trato. Sin embargo, España, Marruecos, Argelia, Italia, los países de los Balcanes y Escandinavia me están llamando.

Vuelvo a los Estados Unidos de vez en cuando para visitar a las personas que amo. ¿Pero para vivir allí? Oh dios no. Es muy estresante. No tengo nada en común con la mitad de la población. No viviré en un país como los que parecen querer con ese charlatán autoritario al que acaban de elegir.

La única forma en que volveré a vivir en los Estados Unidos es si mi hermana me devuelve, y para ese momento soy demasiado tonto como para darme cuenta.