A mi Dadi (abuela) le encantaba coser, cosía muchos suéteres, gorras y silenciadores, para mi papá, su hermano y su hermana, y como todos los niños que odiaban llevarlos al colegio o al patio de recreo.
Mi abuelo trabajaba en los ferrocarriles indios, y como la mayoría de los gobiernos. Los empleados, se trasladarían a diferentes lugares con bastante frecuencia, mi padre aprovecharía esta oportunidad para tirar los suéteres que mi gran mamá cosía para él y luego culparía por el traslado y embalaje de los suéteres que faltaban.
cuando mi padre se iba a la universidad para su educación superior, mi papá le cosió otro suéter para mantenerlo abrigado cuando iba a estudiar en IIT (Delhi) y los inviernos en Delhi pueden ser realmente refrigerantes, las temperaturas a menudo bajan a casi cero temperaturas durante los inviernos máximos. Él silenciosamente empacó el suéter para evitar la discusión con Dadi y se fue a la universidad, nunca lo usó, permaneció empacado en sus cosas.
durante su segundo semestre en la universidad, mi papá sufrió un paro cardíaco y sucumbió, antes de que mi padre pudiera regresar y encontrarse con ella por última vez.
Nunca le pregunté cómo se sentía, pero sé que debe haber sido devastador para él.
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cuando volvió, se dio cuenta de que ese suéter era el último de todos los suéteres que quedaban.
él lo usó de allí en adelante.
con la edad creció y el suéter se volvió más apretado y más pequeño, pero no lo tiró, lo guardó de manera segura.
se casó, me tuvo a mí, a mi hermana y todos estos años mantuvo ese suéter, cuando crecí lo suficientemente grande como para caber en él, me lo dio, para ser honesto, es feo y no tiene nada de elegante.
Le pregunté por qué pensaba que me lo pondría, cuando tenía otros suéteres más ajustados y de mejor apariencia.
Me miró, sonrió y dijo: “Nunca confundas el valor de algo con su costo”, “si no quieres usarlo, dáselo a tu madre. Pero siempre puedes usarlo en casa. nadie va a juzgarte aquí ”
Dije “no gracias” y se lo di a mamá.
Mamá me dijo más tarde que era el suéter de papá y que a mi papá le gustaría que lo tuviera, me contó la historia del suéter y decidí que lo usaría, dado su valor sentimental para mi padre. Le dije a papá que conocía la historia de ese suéter y él nunca me lo contó.
Todavía lo tengo, y también me divierto en los inviernos, aunque solo en casa 😉
y otras veces mi madre lo envuelve en palitos de clavo de olor y bolas de naftalina y lo guarda de forma segura en la almirha, con otras prendas de invierno.
ese suéter es algo que siempre atesoraré, porque no es solo un suéter, es un recuerdo de mi Dadi, es más que un recuerdo, es un legado y porque me enseñó una lección muy importante en la vida y eso es, no confundir el valor de Algo con su precio.