Cómo querer que empiece tu día y que termine la noche.

Me gustaría regalarme estos pequeños eventos de la vida.

1. Una llamada de atención de alguien que se preocupa por ti. Alguien que sabe cuándo necesitas levantarte. Alguien que sabe cuándo dormiste.
2. Un momento para pensar en lo que planeas hacer para el día.
3. Unos estiramientos, solo para poner tu cuerpo en forma.
4. Desayuno, sí esto.
5. Un encuentro con un amigo en tu camino a clase para contarnos cómo fue su noche.
6. Permanezca despierto en clase y escuche mientras envía mensajes de texto a las personas con las que le gustaría estar en contacto.
7. Hacer feliz a alguien, para que esa felicidad pueda hacerte feliz.
8. Un tiempo fuera después de la universidad para sentarse y pensar en todo lo que gira a tu alrededor.
9. Regrese a su habitación y siéntese y escriba, cada palabra en su mente.
10. Cuando haya terminado con eso, un artículo puede estar en Quora o en su blog.
11. Construye algo que signifique para el mundo.
12. Vuelve a enviar mensajes de texto a las pocas personas que amas y deseásos una buena noche.
13. Y sí, bienvenidos sueños.

El conjunto anterior de cosas que una vez tuve. Una vez disfrutado. Estas son un conjunto de cosas que no tengo. Y lo echo de menos.

Me levanto temprano por la mañana, me lavo los dientes, me pongo la ropa de correr y voy por unas buenas seis millas (o más). Tengo una hermosa vista de la salida del sol, tomo algunas fotos a lo largo del camino, me encuentro con otros madrugadores y regreso.

Tengo un buen desayuno, toco un poco de tabla para obtener el espíritu de la mañana, miro algunos videos en YouTube y leo un poco de Quora.

Estoy sentada sola en casa, enviando mensajes de texto a mis amigos y haciendo lo que me gusta. Intento mantenerme ocupado con cosas como Khan Academy y los videojuegos (cuando juegas Battlefront por tu cuenta, se vuelve aburrido después de un tiempo).

Llega la hora del almuerzo, y luego probablemente tome un paseo por la tarde. Cuando vuelvo, hago un poco más de trabajo y todo eso. Y luego hacia la noche, mis vecinos están afuera jugando baloncesto. Me apresuro a unirme a ellos y duermo un poco tarde.

Así fue como pasé las últimas semanas de verano en la nueva casa de San Ramón.