La honestidad tiene un efecto dominó. Crea un ciclo virtuoso de la vida.
Es importante ser honesto porque nos ayuda a integrarnos bien y enfrentar nuestros temores.
Si estamos preparados para ser honestos, las situaciones adversas y los choques de la vida se absorben fácilmente. Es una buena idea ser honesto simplemente porque fomenta la filosofía positiva que brinda una sensación de plenitud.
No ser honesto causa un asedio amargado. Sin eso, la vida corre un grave riesgo de volverse triste. Dejamos de confiar en los demás y no somos confiables. Creamos para nosotros un círculo vicioso de la vida.
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Es aconsejable sacar provecho de la honestidad, que nos ayuda a aprovechar al máximo cada momento vital de nuestra vida. Esta es la razón por la cual “La honestidad es la mejor política” es uno de los axiomas clave de la vida.
Lo más importante de todo, es importante ser honesto, ya que es una expresión de cuidado y no un ejercicio mórbido. Es muy importante para nuestra propia mejora y nuestro crecimiento espiritual.