No hay libertad absoluta durante nuestra vida. No desde el punto de vista biológico, neuropsicológico, filosófico, cultural o socioeconómico.
A partir del momento en que nacemos, ya no somos libres. Esta situación se mantendrá hasta que muramos.
Cuando venimos al mundo, ya tenemos una herencia genética que afectará muchos aspectos importantes de nuestras vidas, independientemente de nuestra voluntad. Además de nuestro código genético, absorberemos las influencias prevalecientes de nuestros padres y familiares. Nuestro desarrollo socioeconómico y cultural también será determinante en la forma en que percibimos el mundo, reaccionamos ante él y nos relacionamos con los demás.
A medida que crecemos (y mayores) estamos expuestos al impacto de los medios de comunicación, la publicidad, el entretenimiento (películas, la televisión, las revistas), los libros, los maestros, los amigos, los actos y los hechos que imprimirán significados nuevos y diferentes para nuestras vidas.
- ¿Cuál es la definición de un “mundo mejor” para ti?
- ¿Ser un líder significa poner todo por encima de todos los demás?
- ¿Qué hace realmente feliz a un hombre?
- Siento que nadie me necesita y que he perdido mi propósito en la vida. ¿Esto es normal?
- ¿Hay una “realidad última”? Las ecuaciones explican todo, incluidos ellos mismos (y una vez que llegamos allí, la ciencia ha terminado). ¿O es el estudio de la “realidad” como muñecas rusas apiladas, cada respuesta simplemente plantea otra pregunta para siempre?
No estamos libres de restricciones, influencias, interferencias de otros o circunstancias. No hay libre albedrío real. Siempre estamos limitados por leyes, ética, conceptos morales. No estamos exentos de controles externos o internos. Ni siquiera nuestra línea de pensamiento está libre de contaminación. Por lo tanto, la libertad absoluta es una falacia.
Respondiendo objetivamente a tu pregunta, lo que nunca hemos experimentado en nuestra vida como seres humanos es la libertad misma.