La respuesta más significativa que puedo pensar que hubiera salvado generaciones antes si hubieran sabido tiene que ser:
“La mala higiene personal propaga enfermedades y enfermedades”.
Incluso en 1880, no se entendió la importancia de la higiene, el lavado de manos, etc., es decir, las enfermedades se transmiten de persona a persona sin control.
En cada calle brotaban las tuberías donde las cadáveres de las ratas en descomposición bebían todo, colas colgando y bigotes erizados de bultos verdosos. Bofetadas en el aire, flotaban en medio de cáscaras de manzana, tallos de espárragos y núcleos de repollo … era como una gran infección de caries, como la flatulencia de un estómago podrido, como las emanaciones de un hombre que ha bebido demasiado, como el seco El sudor de los animales podridos, como el veneno agrio de una colcha … esta avalancha de excreciones que recorren las calles purulentas … dejan escapar sus fragancias nocturnas. – Le Figaro en 1880.
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