Identifique sus pensamientos negativos: algunos pueden venir inmediatamente a la mente, pero si tiene problemas para localizarlos, considere la posibilidad de un diario. Escriba una o dos oraciones que describan los pensamientos negativos cada vez que los tenga.
Busque pensamientos que lo hagan sentir triste o desanimado, como: culparse o avergonzarse por cosas que no son su culpa, interpretar los errores simples como indicativos de fallas personales, o imaginar que los problemas pequeños son más grandes que ellos (“hacer una montaña de un grano de arena “).
Detén el pensamiento negativo de inmediato: una vez que hayas identificado tu pensamiento negativo, contrarrestalo diciendo algo positivo para ti. Por ejemplo, en lugar de decir: “Tengo una mañana muy mala”, intente decir algo como: “Esta mañana es difícil, pero mi día mejorará”. Mantén tu mente en lo positivo.
Si estás luchando con esto, ten en cuenta este truco: nunca te digas algo que no le dirías a otra persona. Recuérdate a ti mismo que debes mantenerte positivo y que puede convertirse en un hábito
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Preste atención a su vocabulario: ¿Se encuentra con frecuencia utilizando términos absolutos? Por ejemplo, ” Nunca podré hacer esto”, o ” Siempre arruino esto”. Los términos absolutos a menudo son exagerados y no dejan espacio para explicación o comprensión.
Su vocabulario incluye lo que habla en voz alta a los demás, así como la forma en que se habla a sí mismo, ya sea verbal o mentalmente.
Elimine las palabras excesivamente negativas de su vocabulario: los términos extremos como “terrible” y “desastre” no deben aplicarse a molestias e inconvenientes menores. Bajar el tono de tu idioma puede ayudarte a poner las experiencias negativas en una perspectiva más saludable. Reemplace estas palabras con pensamientos alentadores o alabanzas.
Cuando te encuentres usando una de esas palabras, reemplázala de inmediato con un término menos extremo. “Terrible” puede volverse “desafortunado” o “no tan bueno como esperaba”. “Desastre” puede convertirse en “inconveniencia” o “desafío”.
Convierta lo malo en bueno. Pocas situaciones son totalmente buenas o totalmente malas. Encontrar lo bueno en una situación perturbadora ayuda a que las malas experiencias parezcan menos crudas. Si comienza a pensar un pensamiento negativo, deténgase inmediatamente y considere un aspecto positivo.
Por ejemplo: imagine que su computadora dejó de funcionar, lo que le obligó a reemplazar un componente interno. Si bien es un inconveniente, la experiencia también le dio la oportunidad de aprender una nueva habilidad o reafirmar una habilidad existente.