Una vez estuve atrapado en un estilo de vida hedonista, no hace mucho tiempo.
Yo también creía que el placer y la felicidad deberían ser los elementos que uno valora más, que deberían ser la motivación de nuestros comportamientos y, en última instancia, una justificación de nuestros comportamientos también.
No me llevó mucho tiempo darme cuenta de que estaba persiguiendo algo fugaz y resbaladizo. El placer que tanto deseaba alcanzar era transitorio, y cuanto más lo busco, más se aleja de mí.
No fue tan difícil para mí desengancharme del hedonismo.
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Lo primero que hice fue cortar los lazos, o simplemente evitar a los amigos que me provocaban.
En segundo lugar, tengo en cuenta que ya no necesito alimentarme con placer mundano, sino centrarme en reparar mi yo interno, por cualquier medio.
Esto incluye eliminar todos los malos hábitos que he acumulado en el camino y plantar semillas de buenos hábitos como leer libros, hacer ejercicio, orar (o meditar, lo que sea), cultivar un huerto, pintar, cocinar o incluso probar algo nuevo y emocionante, como puenting o escalada en roca.
En tercer lugar, en lugar de centrarme solo en mí, cambié ese enfoque para ayudar a otros también. Esto sirve constantemente como un recordatorio de que la vida no siempre se trata de mí. Ciertamente puedo buscar placer enriqueciendo el alma de otras personas en lugar de solo la mía.
Sin embargo, el placer no siempre es tan malo. Todos lo necesitamos, en cierto modo, pero no creo que debamos hacerlo como nuestra motivación o justificación para nuestras acciones. La moderación es siempre la clave.
Bueno, espero que esto te sea de utilidad.
Buena suerte.