Estas son todas muy buenas razones: políticas, económicas, sociales, como señala Enrique Pareja.
Además, en mi observación personal, hay personas en cualquier país que solo quieren cambiar su entorno diario por completo.
Es un gran desafío, pero de alguna manera realmente los impulsa desde el interior: esto tiene más que ver con la psicología y la motivación que con los sistemas políticos, los empleos o los salarios.
En mi opinión imparcial (por supuesto), ni siquiera puedo imaginarme a mí mismo sintiéndome cómodo en un entorno de una sola lengua, de una sola cultura. No importa si es mi país natal o en cualquier lugar en el extranjero.
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Quiero ver y experimentar más, hablar con más personas, aprender algo nuevo cada día. Algo que nunca aprenderé en casa, porque la televisión y los libros no suelen ser las mejores maneras de aprender sobre otras culturas.
Curiosamente, todas estas experiencias no me impiden admirar y aprender más y más cosas sobre mi propia cultura nativa.
Entonces, supongo que diferentes personas tienen sus razones. Pero, al menos, para algunos, el impulso psicológico para ver y experimentar algo completamente diferente también desempeñará el papel.