Una memoria retentiva puede ser algo bueno, pero la capacidad de olvidar es la verdadera muestra de grandeza: Elbert Hubbard
¿Recuerda el cuento de Jorge Luis Borges Funes el memorioso? El protagonista Ireneo Funes, quien, después de caerse del caballo y sufrir una lesión en la cabeza, adquirió el increíble talento, o la maldición, de recordar absolutamente todo.
Nuestra memoria es el sistema de archivo de nuestro cerebro. Contiene casi todo lo que hemos aprendido. Podemos almacenar una cantidad asombrosa de información; por ejemplo, de niño, aprendimos aproximadamente 10 palabras nuevas por día, y podemos llegar a conocer 100,000 o más.
Nuestra supervivencia depende de nuestra capacidad de recordar quiénes somos, quiénes somos los demás, nuestras experiencias pasadas, lo que es peligroso, lo que es seguro, etc. Su importancia no puede ser subestimada.
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Información irrelevante e inhibición de la memoria:
La asignación atencional generada de forma exógena y endógena influye en cómo percibimos nuestro entorno. La atención endógena (control de arriba hacia abajo) , está dirigida por factores como las expectativas y los objetivos, y nos permite realizar con éxito funciones cognitivas superiores. Dicho control dirigido hacia el objetivo se manifiesta como una mejora de la actividad neuronal a la información relevante y la supresión de las respuestas neuronales a la información irrelevante en las regiones corticales sensoriales, un proceso conocido como modulación de arriba hacia abajo.
Mientras que algunos recuerdos se conservan durante toda la vida, la mayoría de los recuerdos se olvidan. Olvidar es adaptable porque facilita la selectividad de un recuerdo rápido y eficiente. El cerebro “elige” enviar solo algunos datos a la memoria, o al menos hacer que algunos recuerdos estén más disponibles que otros. Si este no fuera el caso, recordaríamos cada cosa que nos sucedía todos los días.
No podemos recordar ni recuperar los recuerdos del ‘desayuno en un día en particular hace muchos años’ porque nuestro cerebro considera esa información como irrelevante después de un cierto tiempo.
Muchos teóricos cognitivos contemporáneos postulan modelos que presentan un conjunto central “de recursos mentales que deben asignarse a las diversas operaciones involucradas en el procesamiento, la retención y el informe de información”. Esto significa que la memoria de trabajo y las diversas áreas del cerebro responsables de ella están teóricamente limitadas a un conjunto finito de “recursos mentales” o capacidad mental con la cual llevar a cabo la operación.
La inhibición cognitiva es responsable de determinar qué es relevante para la memoria de trabajo y excluye lo que es irrelevante, lo que ” libera espacio ” y la capacidad mental necesaria para asuntos más urgentes.
En resumen, es un hecho que es casi imposible recapitular esos casos a menos que se asocie con un impulso emocional o sensorial fuerte. Por ejemplo, escuchar una noticia trágica mientras desayunaba un día en particular hace muchos años. En tales casos, se produce una consolidación a largo plazo y regiones límbicas como el hipocampo, la amígdala, el giro cingulado entran en juego junto con la corteza prefrontal (componente orbitofrontal).
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La verdad es que todos vivimos dejando atrás a Jorge Luis Borges.