La categoría de “raza” no está definida de manera precisa ni clara genéticamente, pero tampoco carece de significado científico. Podríamos decir que, como mínimo, han aparecido tres razas, definidas como grupos humanos de distintos asentamientos geográficos, color de piel, rasgos faciales y (creo) forma craneal desde que el hombre comenzó a abandonar su hogar en el Gran Valle del Rift de África aproximadamente 50,000. Hace años y habitando el mundo. Estos son africanos, caucásicos y asiáticos orientales. Se distinguen fácilmente por las características físicas mencionadas. Esto es una simplificación excesiva, pero será suficiente para los propósitos actuales.
La siguiente pregunta es si las tres razas también tienen características o capacidades mentales, temperamentales o psicológicas distintas atribuibles, al menos en parte, a las diferencias genéticas. Esto es más difícil de establecer y controvertido. La polémica se intensifica por implicaciones políticas.
Mi conocimiento en esta área se deriva exclusivamente del libro “Una herencia problemática” del ex editor de ciencias del New York Times, Nicholas Wade. Tiene muchas críticas en la comunidad científica, y Wade ha respondido a sus críticas.
Si usted mismo no es genetista, le resultará difícil decidir si la crítica se debe más a opiniones políticas que a hechos reales. El libro me parece que está bien informado y es justo, pero quizás no estoy muy capacitado para decirlo. En cualquier caso, es legible, interesante y educativo. Lo recomiendo.
- Si hice todo lo que quería hacer, experimenté todo lo que quería hacer, viví todo lo que quería hacer, entonces ¿por qué sigo aquí?
- ¿Crees que se necesita fuerza o debilidad para quitarte la vida?
- ¿De qué manera nos esclavizamos?
- ¿Está bien desperdiciar la habilidad artística y dejarla morir, especialmente si el arte no es lo tuyo?
- ¿Qué pasa cuando la imaginación se hace cargo?
La sospecha de opiniones políticamente formadas que emanan de la academia se basa en parte en lo que parece ser una tergiversación pública hecha por la comunidad científica sobre el tema de la raza en las décadas previas a la publicación del libro de Wade. Es difícil evitar la impresión de que los científicos se han mostrado incómodos y menos sinceros.
Debe decirse que incluso si las diferencias genéticas raciales en las características mentales entre las razas existen, tendrían, como señala Wade, una importancia bastante menor en cualquier escala que importara.