La soledad es extraordinariamente importante para el cuidado del alma. No puedes hacer una reflexión profunda sobre tus sentimientos y cómo te están influenciando por el bien o por lo contrario, no puedes profundizar en las causas de tu impotencia de amar o soportar, sin eso. A veces se requieren períodos prolongados de soledad para hacer las cosas bien dentro de uno mismo. No lo esquivaría ni lo desalentaría. La soledad debe ser páginas del día; capítulos en una vida; no debe abarcar todo el paisaje de la vida de uno, incluso cuando se trabaja duro para purgarnos de nuestros propios demonios; porque la soledad que forma parte de la estructura de la soledad se convertirá en aislamiento, la sensación de estar separado de los demás. Esto sería destructivo.
Si tenemos problemas serios que requieren un gran paso atrás de la participación normal de la sociedad, todavía podemos estar rodeados de animales y tener un contacto social diario ligero (incluso varias veces al día) con otros (como en una cafetería o como voluntario en Humane Society o caminando en el zoológico) para que reconozcamos nuestra verdadera PARTE en el mundo, que es desempeñar NUESTRO papel y hacer nuestra parte para mejorar las cosas para los demás.
No puedes encontrar tus propias respuestas para las cosas a menos que pases un tiempo buscando esas respuestas y separando el trigo de la paja en lo que encuentres solo.
La felicidad llega cuando somos capaces de sentir que hemos estado y seguimos atendiendo importantes “tareas” propias, profundas y personales de limpieza. Es un tiempo bien empleado.
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