“Inallaha Ala Kulli Shayin Qadeer”. Alá tiene el mando de toda la creación.
“Inallaha ma ‘como Sabireen”. Allah está con aquellos que tienen paciencia.
Allahu Ta’ala es el más misericordioso, el más compasivo.
Es una duda natural que ocurrirá en una mente cuestionadora. Hemos crecido escuchando siempre lo poderoso que es Allah Ta’ala y cómo Él puede hacer lo que quiera. Escuchamos cómo él ama a su creación y es misericordioso con ellos. Y, sin embargo, encontramos genocidios, accidentes, desastres naturales, atrocidades humanas y tristezas.
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Según las creencias islámicas, esta vida no es la morada eterna para los seres humanos. Esta es una mera sala de examen. Para entrar en una casa perfecta libre de maldad, es decir, el cielo, uno necesita calificar a través de este examen. Por ejemplo, para tener un trabajo maravilloso, debe pasar por una penuria de 15 años. Para presenciar la luz del día, uno necesita sobrevivir a la oscuridad de la noche. Para alcanzar la sabiduría, uno necesita pasar por una larga serie de experiencias desconocidas.
Allah Subhanahu wa Ta’ala dice en el Sagrado Corán que seguramente someterá a prueba a sus esclavos. Él probaría la lealtad de una persona poniéndole a través de dolor, pena, pobreza, tristeza, pena y pérdida de propiedad y parentesco. Cada profeta, cada santo, cada ser humano es probado por Allah.
Para pasar por este examen, Allah Ta’ala ha otorgado a los Seres Humanos el poder de la Voluntad. Es esta fuerza de voluntad la que nos da la opción de elegir. Para evaluar la elección correcta, hemos sido bendecidos con la lógica y el razonamiento. La lógica y el razonamiento, junto con el poder de elección, nos llevan a una decisión de la que somos los únicos responsables. Nuestra decisión puede ser correcta o incorrecta, sagrada o mala, buena o mala. Estas decisiones en última instancia nos hacen lo que somos.
Es una tendencia humana que nunca hace nada sin un propósito. Todo lo que hace un ser humano es para beneficio propio o ajeno. No se hace nada sin un objeto. Si alguien dice que lo hace, puede estar total o parcialmente loco o puede estar mintiendo.
Ahora imagina un mundo sin dificultades:
- No hay guerras.
- No hay pobreza.
- No hay desastres naturales.
- Todo el mundo está sano, es decir, nadie muere joven.
- No hay sentimientos como la codicia, la enemistad, el odio, etc.
¿Valorará el mundo la paz si no hay guerra? ¿La gente valorará el dinero y trabajará duro si no hay pobreza? ¿Se convertirá alguien en agricultor si tiene suficiente dinero para gastar? ¿Alguna vez alguien entenderá el poder de la naturaleza si no hubiera desastres? ¿Respetarán las personas a los médicos o la ciencia médica? ¿La gente valorará la vida? ¿Entenderá la gente el valor del amor? ¿Respetarán las personas a Dios?
¿No ha habido casos en el pasado donde, después de tener una vida feliz, personas como Pharo y Namrood dicen ser dioses? ¿No negaron los científicos que afirmaban descubrir la “verdad última” la existencia de Dios?
El hecho es que si no hay sufrimiento, la gente nunca creerá en Dios. Comenzarán a comportarse como los propios dioses. Mira el griego. Alcanzaron la excelencia está en casi todos los campos. Vivieron felices durante siglos. Y luego llegó un día en que algunos de los más grandes de Grecia afirmaron ser dioses. Afirmaron que podían superar la muerte con su inteligencia. En última instancia, se desvanecieron y nadie los recuerda.
Personas que no son de lugares como Siria, Irak, Libia, Yemen, Palestina, etc., gracias a Dios. Rezan para que estas tierras sean libres. Las personas que son testigos de las epidemias oran a Dios por seguridad. Si no fuera por los sufrimientos que enfrentan los humanos, la ciencia nunca habría progresado.
La discusión sobre este tema continuará para siempre. Pero en última instancia, todo lo que ocurre tiene algo de importancia. Nada será de desperdicio.