Al ser un fanático de la tecnología, estas terminologías siempre me han fascinado desde el principio. Además de ser un procrastinador del poder infinito, me encanta relacionar cada aspecto de mi conocimiento técnico con situaciones de la vida real. Hablando de primero en entrar, último en salir, la primera hipótesis es el alma humana. La razón por la que elegí la palabra ‘hipótesis’ es porque quiero que los lectores dibujen paralelos entre una frase técnica y las posibilidades que existen a la par con la imaginación humana. El alma es una de esas cosas: entra en ti en el momento en que naces y se te escapa en el momento en que respiras por última vez. La interfaz entre la primera respiración y la última es cuando tu alma prospera. El segundo aspecto, uno más práctico, sería un trabajador. Él entra en su lugar de trabajo incluso antes de que llegue su maestro, hace todas las tareas, administra el lugar hasta el final del día y se va al final, cuando todos se han ido; Por ejemplo, el limpiador de un restaurante. Llegaría al hotel a la mayor brevedad, limpiaría el lugar, colocaría las mesas, arreglaría la cocina, lavaría los platos y cuando llegara el momento de cierre, después de que el gerente, los camareros y los clientes se fueran, repetiría lo mismo hasta su trabajo. Se cumple y solo así se irá a casa. Otro aspecto filosófico que no puedo dejar de compartir es nuestra ética. Hemos sido inculcados un conjunto de valores y moral en nosotros. Desde que brotamos, la cultura y la tradición nunca nos abandonaron; y como dicen, “los hábitos mueren duros”. A medida que nuestros valores éticos se vuelven más como hábitos, nos dejan solo cuando nuestras almas se van.
En realidad, podemos organizar la ejecución de una determinada declaración de codificación de manera que los datos que ingresamos al principio se muestren al final, pero no existe tal sintaxis para la vida y este teorema de FILO es válido en términos prácticos, hipotéticos y filosóficos.