¿De dónde viene la discriminación?

Esta es una mitificación de los cazadores-recolectores, impulsada por numerosos académicos que deberían saber mejor pero que eligen tragar el viejo canard “noble salvaje” de Rousseau. Los cazadores-recolectores absolutamente discriminaron a las mujeres, y las que aún existen continúan haciéndolo. Por lo general, tenían un doble estándar sexual, como entre los comanches. El papel de los cazadores y guerreros estaba reservado para los hombres en prácticamente todas las tribus nativas americanas (tanto cazadores-recolectores como agrícolas), entre los san de África, los asmat y los esquimales. Es cierto que las mujeres no se quedaron en casa; las mujeres recolectaban frutas y verduras, y por lo tanto proporcionaban la mayoría de las calorías de la tribu.

Los cazadores-recolectores también eran invariablemente religiosos. A menudo eran politeístas y, por lo tanto, tendían a no discriminar tanto como las religiones monoteístas, pero muchos creían en las brujas y los desterraban o mataban. La discriminación contra los deformes era común entre los cazadores-recolectores como en otras sociedades.

La esclavitud ciertamente existió entre los cazadores-recolectores nativos americanos; los miembros de otras tribus, especialmente las mujeres, serían capturados y obligados a trabajar, en algunos casos desfigurados. La esclavitud es en cierto modo un paso adelante de lo que hicieron algunos de nuestros ancestros remotos; Torturando a los prisioneros hasta matarlos o comiéndolos. Garrett Fagan enseña en uno de sus cursos sobre el esqueleto de una adolescente, creo que desde el Paleolítico tardío, que muestra signos evidentes de haber sido elegido para la tortura, el asesinato y el canibalismo, entre los restos masacrados de su tribu.

Así que no, la discriminación no es algo inventado con la civilización. En el mejor de los casos, la discriminación es un recurso obvio; Para los omnívoros como nosotros, hay claras ventajas prácticas de que las personas que llevan y alimentan a los bebés se reúnan, mientras que el resto caza. En el peor de los casos, es una aplicación directa de esa horrible y antigua máxima ateniense: “Los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben”.