Porque ahí es donde uno puede terminar en la próxima vida.
Hay 3 sistemas planetarios: superior (cielos), inferior (infierno) y medio (tipo terrenal). Cielos es donde prácticamente “quemamos” el exceso de buen karma. Algo así como quemar efectivo en un buen destino vocacional. El infierno es donde resolvemos el exceso de mal karma (sufrimos debido a los pecados anteriores). El sistema planetario medio es donde principalmente ganamos karma, a pesar de que también quemamos algunos aquí. Tenemos que atravesar un poco de karma incluso para existir en este mundo. Quemamos algunos, y por una forma de reaccionar a la situación actual (en su mayoría resultante del karma anterior) ganamos algo nuevo. EN EL CIELO solo está ardiendo, no hay necesidad de preocuparse demasiado y hacer planes: todo está bien como viene, simplemente lo aceptamos tal como está. 🙂 Del mismo modo, en el infierno tampoco hay mucho espacio para la “creatividad”: solo hay que tratar de manejar lo que viene, no hay escapatoria. Es en los planetas terrestres donde podemos tomar decisiones y reaccionar de ciertas maneras, prolongando así nuestra existencia material, creando nuevas condiciones para el futuro.
También hay una acción “pura” (akarma) por la cual mientras “actuamos” (quemar el viejo karma), no creamos ninguna reacción nueva. Por lo tanto, detenemos el ciclo del karma en algún momento.
El mejor “akarma” es Bhakti (servicio amoroso) a Bhagavan, porque esto es nitya-karma. Esto es lo que hace el alma en estado liberado (eterno). Manera muy natural, muy feliz de actuar, sin limitaciones.
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El próximo destino también está determinado por el estado mental en el momento de la muerte. Sin embargo, naturalmente existe una fuerte correlación entre cómo se vive la vida (qué acción realiza) y el estado mental en el momento de la muerte. Es por eso que muchas prácticas espirituales consisten en preparar la conciencia para el “examen final”: la muerte.