En general, hay menos presión en todos los aspectos, incluido el acceso a los servicios.
Una gran clave también es observar las tasas de crecimiento de la población. Si la población está creciendo a un ritmo muy rápido, como en países como Australia, la comodidad no puede ampliarse para mantenerse al día con la demanda y la calidad de vida sufre.
El rápido crecimiento de la población también causa una gran cantidad de problemas, como distorsionar la función económica, generar desigualdad y generar una explotación desesperada de los recursos y el medio ambiente.
Al final, todos los países deberían trabajar idealmente para estabilizar sus poblaciones a niveles que ofrezcan una buena calidad de vida a los habitantes existentes y transmitan la misma o mejor calidad de vida a los futuros habitantes.
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Desafortunadamente, los países con un historial de rápido crecimiento de la población transmiten una situación progresivamente peor a los futuros habitantes y, en última instancia, dejan una existencia miserable a sus descendientes.
Incluso en casos como India, donde se han realizado esfuerzos significativos para frenar las tasas de fertilidad, debido al impulso demográfico, India todavía crece en unos 40,000 por día y no hay un respiro en el horizonte, ya que todos los países ahora están superpoblados hasta cierto punto.