En menos de cinco segundos, nuestro cerebro decide si le gusta o no a una persona. Y eso sucede sin nuestro consentimiento consciente.
El racismo simplemente actúa como combustible para el fuego o al revés, si nuestro cerebro aparentemente decide que no le gusta la forma en que la otra persona usa sus zapatos.
-Aparece la ventana emergente-
Hay algunas cosas que puedo tolerar o incluso apreciar acerca de las personas, las “buenas” cosas y luego hay cosas que no puedo soportar, también conocidas como las “malas”.
- Si alguien te está disparando desde una multitud, y tu único medio de defensa personal es una granada, ¿estás justificado en usarla para salvarte?
- Si somos responsables de nuestras elecciones y acciones, ¿somos también responsables de nuestra pobreza?
- ¿Cuál es el punto de ser rico más allá de la creencia?
- ¿Cuántas oportunidades me da Dios?
- ¿Cuál fue el primer libro que leíste y lo que aprendiste de él?
Las diferencias.
La raza es solo una diferencia, y hay muchas más.
Diferencias infinitas. Grandes, pequeñas, tolerables o intolerables, buenas diferencias o malas diferencias. Pero están ahí, y depende de nosotros cómo lo asumimos.
Diferencias en la forma de nuestras narices: algunas son puntiagudas, algunas son redondas, algunas son cuadradas, algunas son grandes y pequeñas son pequeñas. Suena gracioso, pero es posible que uno pueda sufrir con la nariz.
Tal vez todas las narices bonitas toman un lado. * se encoge de hombros
La erradicación del racismo no borrará la diferencia o la aparente alergia a la diferencia, a menos que aprendamos a aceptar la diferencia y, mejor aún,
abrázalo.