Ser curioso y travieso son dos características estándar y registradas de un niño y no debe considerarse un rasgo punible u odiado que se posea, ya que el mundo de un niño está lleno de nuevos alimentos para probar, nuevas personas que conocer, nuevos juegos para jugar, Palabras para entender, lugares para visitar y conceptos para dominar. El bebé y el niño pequeño tocarán, saborearán, olerán, se treparán, empujarán, desarmarán, observarán, escucharán y aprenderán más que en cualquier otro momento de la vida. Es, simplemente, cómo aprendemos. Cada niño expresará su curiosidad de diferentes maneras. Si el maestro trae una rana a la clase, un niño apenas podría contenerse. Quiere tocar y sostener la rana. Otro niño puede ser “asqueado” al tocar, pero puede preguntar qué piensan las ranas, o si las ranas tienen amigos. El primer niño está interesado en explorar el mundo exterior visible, mientras que el otro siente curiosidad por el mundo interior e invisible de las relaciones.
El mal comportamiento en los niños siempre viene con una explicación (y no, tu tot no es el demonio disfrazado). La verdad es que, hacer berrinches, golpear, replicar (o, en lenguaje de niños pequeños, decir “no” a todo), y romper las reglas es completamente normal y apropiado para su edad. No piense en estos comportamientos menos que perfectos como actos de rebelión (aunque puedan parecer así) sino como comportamientos apropiados para el desarrollo que resultan de:
- Falta de comunicación
- Inmadurez
- Deseo de independencia
No importa el motivo, incluso los más pequeños de los niños pequeños se comportarán mal en algún momento y la curiosidad controlada siempre hace que el niño sea más informativo y propenso a la creatividad.