No puedes olvidar algo si ya ha hecho un lugar en tu memoria. Así que eso está fuera de la ecuación. Déjame darte un pequeño ejemplo.
La mayoría de las personas tienen miedo de los tigres. Si viera un tigre, probablemente tendría un ataque al corazón. Incluso un lagarto para el caso. Pero hay muchas personas en el mundo que tienen tigres como mascotas y se comportan con ellos como se comportaría con un perro. No están asustados en absoluto.
Tu mala memoria de una experiencia es el tigre. No puedes sacar al tigre de tu casa porque ya ha hecho su hogar allí. Sin embargo, lo que definitivamente puedes hacer es convertirlo en tu mascota, lo que significa que ya no te asustas. Ahora, ¿cómo convertir un tigre en una mascota?
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Lo haces al no huir de él. Tomas un poco de coraje, pones al tigre en tu regazo y lo acaricias, lo cuidas y tratas de conectarte. Es lo mismo con tus recuerdos. Solo cuando dejas de huir de ellos, cuando te sientas y los experimentas por completo, cuando reúnes algo de coraje, los miras a los ojos y dejas que destruyan la destrucción con la que te han estado amenazando, te darás cuenta de que lo fueron. En realidad no eran tigres, solo eran dóciles mascotas. No tienen y nunca tendrán el poder de derribarte. Es solo tu miedo a ellos lo que los hace parecer que tienen ese poder. Los malos recuerdos te perseguirán solo mientras corras. El día que decidas no correr más, eres libre.
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