¡El ‘alma’ de una nación o estado es la persona de su gente, con una mente llena de sueños y una historia pasada de sus esfuerzos por mantenerla viva!
La indiferencia hacia el alma de un país por parte del hombre aparentemente educado de hoy no se debe tanto a la inutilidad o el vacío de su Ciencia de la Religión como tal, sino a su propia incapacidad para entender la “Religión” en el mundo.
La verdadera religión del alma nunca muere. Desafortunadamente, hemos llegado a identificar la religión con edificios pedregosos de templos, mezquitas, iglesias, sinagogas, pagodas y gurudwaras (templos sikh). Damos interminables interpretaciones a los libros sagrados, y en su nombre iniciamos dolorosas peleas que resultan en violencia y odio entre sus ciudadanos.
Es razonable preguntar: “¿Por qué debería una Nación cazar después del Conocimiento de una Realidad más grande, de un Poder mayor detrás de lo obvio?” La necesidad de libertad materialista y espiritual, viene como una llamada desde las profundidades del “interior” de la Nación y solo es experimentado por algunos de los ciudadanos y aun así no es sentido por la mayoría.
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Ninguna nación exitosa es posible en el mundo sin una filosofía amante de la paz. En el Este, su pensamiento es más que una “visión de la vida”. La gente exige que las ideas e ideales citados en el sistema de creencias sean competentes y prácticos. También tiene que ser una forma de vida.
La Constitución es la topografía y ruta a tomar. Debe ofrecerse con todo detalle. Lo que seguirá también transpirará en detalle.