En Jeremías 1: 5, vemos donde Dios le dice al profeta Jeremías: “Antes de formarte en el vientre te conocí; y antes de que salieras del útero, te santifiqué y te ordené profeta a las naciones ”. Este versículo muestra el concepto bíblico de predestinación, predestino o destino. Este concepto muestra que Dios conocía no solo a Jeremías, sino a todas las personas individualmente antes de que nacieran, y lo supieran, y directa o indirectamente guiaron sus vidas hacia un fin predestinado. Para mí, este concepto es una fuente de consuelo bíblico porque muestra que la vida de la humanidad no tiene un propósito o un destino.
Déjame elaborar. Creo firmemente que las elecciones de una persona en última instancia determinan su destino en este mundo. Sin embargo, debido a que fue Dios (Génesis 1: 1) quien puso en movimiento el material con sus palabras (Juan 1: 1-3), es posible que la humanidad tenga un propósito desde la cuna hasta la tumba, y no estar en un estado de vagabundeo perpetuo.