Leí la carta de Abraham Lincoln al director de su hijo hace unos treinta años. Sus palabras simples y profundas tuvieron un profundo impacto en mí. Lo sigo leyendo y releyendo. Lo estoy dando aquí para que disfrutes leyendo.
“Mi hijo comienza la escuela hoy. Todo será extraño y nuevo para él por un tiempo y desearía que lo trataras con cuidado. Es una aventura que podría llevarlo a través de los continentes. Todas las aventuras que probablemente incluyen guerras, tragedias y penas. Vivir esta vida requerirá fe, amor y coraje.
Entonces, querido Maestro, ¿podrías tomarlo de su mano y enseñarle cosas que tendrá que saber, enseñándole, pero gentilmente, si puedes? Tendrá que aprender, lo sé, que todos los hombres no son justos, que todos los hombres no son verdaderos. Pero enséñele también que por cada sinvergüenza hay un héroe; que por cada político egoísta, hay un líder dedicado. Enséñele que por cada enemigo, hay un amigo.
Tomará tiempo, lo sé, pero enséñele, si puede, que un dólar ganado tiene mucho más valor que cinco. En la escuela, es mucho más honorable fallar que hacer trampa. Enséñele a aprender a perder … y disfrute de ganar cuando gane.
Enséñele a ser gentil con la gente gentil, duro con la gente dura. Guíalo lejos de la envidia si puedes y enséñale el secreto de la risa tranquila. Enséñale si puedes: cómo reír cuando está triste, enséñale que no hay vergüenza en las lágrimas. Enséñele que puede haber gloria en el fracaso y desesperación en el éxito. Enséñele a burlarse de los cínicos y tener cuidado con demasiada dulzura.
Enséñale si puedes las maravillas de los libros, pero también dale un tiempo tranquilo para reflexionar sobre el misterio eterno de las aves en el cielo, las abejas al sol y las flores en una colina verde. Enséñele a tener fe en sus propias ideas, incluso si todos le dicen que están equivocados.
Trate de darle a mi hijo la fuerza para no seguir a la multitud cuando todos los demás se suban al carro. Enséñele a escuchar a todos, pero enséñele también a filtrar todo lo que escucha en una pantalla de verdad y tomar solo lo bueno que se transmite. Trátelo con cuidado pero no lo mime porque solo la prueba de fuego produce acero fino.
Enséñele a vender su cerebro y sus músculos al mejor postor, pero nunca ponerle precio a su corazón y alma. Que tenga el coraje de ser impaciente, que tenga la paciencia para ser valiente. Enséñele a tener una fe sublime en sí mismo, porque entonces siempre tendrá una fe sublime en la humanidad.
Esta es una tarea difícil, lo sé, pero mira lo mejor que puedas. Es un niño muy agradable, hijo mío.