Las tensiones no son más que problemas no resueltos o problemas que no se pueden resolver ahora mismo. Seguimos ignorándolos, la mente trata de resolverlos en un segundo plano, lo que aumenta la presión arterial y causa estrés. Como inconscientemente nos gustan los problemas, seguimos descuidándolos y huyendo de ellos. Pocas personas este habito es más prominente debido a su naturaleza. Pero es muy fácil de arreglar.
La tensión es más un hábito, inconscientemente desarrollamos horas extras.
Solución: cuando las preocupaciones comiencen a acumularse, deje de hacer lo que esté haciendo. Simplemente cierra los ojos y comienza a mirar los problemas que se están ejecutando en segundo plano. Resuélvalos o dé una solución a la mente conscientemente. El 80% del problema se resolverá si hacemos un hábito para hacer una pausa y observamos conscientemente nuestras tensiones.
La segunda solución que podemos probar es observar la respiración. Cuando surgen preocupaciones, aumentan la presión arterial o la velocidad de la respiración, ya que la mente necesita más oxígeno para pensar demasiado. Si calmamos nuestra respiración, podemos reducir la tensión y volver al modo presente.
Siento que la tensión no es una enfermedad, sino la falta de conciencia. ¡Cuanto más conscientes nos volvamos y empecemos a disfrutar cada momento, las tensiones desaparecerán!
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