En el sentido estricto, uno no puede convertirse en un mago en la Tierra Media. El término asistente se aplica solo a los cinco Istari, ángeles encarnados (Maiar).
Un hombre o una mujer puede convertirse en un hechicero, en un trabajador mágico. Esto es algo muy arriesgado que tratar de hacer. La mayoría de los que lo hacen son fácilmente atraídos hacia la magia oscura y el mal. Aquí hay unos ejemplos:
- La reina Beruthiel tenía gatos muy inteligentes que la espiaban y tejían hechizos para ganar poder.
- Isildur prestó juramento a una tribu de guerreros de la colina y cuando lo rompieron y no vinieron a luchar, se convirtieron en fantasmas no muertos durante siglos hasta que su descendiente Aragorn los llamó a cumplir su juramento y los liberó.
- Los hechiceros malvados, no muertos, tanto los túmulos como los nazgul fueron hombres, hechizados por el deseo de poder.
- En el lado positivo, los grandes héroes, los buenos reyes Numenoreanos como Elendil y Aragorn tenían herramientas mágicas como el Palantiri que veía piedras para comunicarse y ver lejos de los elfos y aprendió mucha sabiduría mágica de los elfos. Aragorn, en particular, aprendió el arte de curarse de su mentor Elrond, de modo que “las manos del rey eran las manos de un sanador”.
En resumen, no puedes convertirte en un mago en la Tierra Media, y si buscas magia por su poder, es probable que te metas en problemas. Pero si sales con los elfos de la Luz de Valinor y los sirves y aprendes de ellos, obteniendo sabiduría primero, la buena magia puede venir con eso.
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