¿Alguna vez ha habido una película en la que un actor ha hecho campaña para que se quede sin impresión o al menos se le prohíba en algunos mercados?

Jim Carey adoptó una postura no solo contra su película Kickass 2, que pronto será estrenada, sino contra las manifestaciones de violencia dentro de la sociedad. Que el vínculo de presenciarlo en videojuegos o, probablemente, incluso algunas caricaturas afectaría negativamente a quienes padecen ciertas enfermedades mentales y quizás más de una manera que las moldee para cometer actos pecaminosos con otros. Claramente experimentó algún nivel de dolor emocional que fue lo suficientemente traumático como para sacrificarse si tuviera la posibilidad de hacer una diferencia, haciendo algún nivel de bien. Básicamente, empañó su carácter profesional y posiblemente su carrera porque el momento en que ejerció su nueva convicción afectó las vidas de muchos de los que habían trabajado en su película, así como el efecto dominó del estudio, los distribuidores de películas, etc.
Lo que provocó la cruzada de justicia de Jim fue su necesidad de actuar, de hacer algún nivel de mejora con respecto al posible valor decreciente que la sociedad tiene para la vida. Una persona mentalmente inestable mató muchas almas inocentes y Jim trató de debilitar su dolor y el de los demás, o al menos minimizar la probabilidad en el futuro. Declaró públicamente que no quería que nadie viera su participación en la violencia de ficción. Su arrepentimiento y seguridad de que juega un papel negativo para aquellos que no están siendo tratados al aumentar la pareja de inestabilidad con dolor al menos llamó la atención a una necesidad aún desatendida de aumentar el tratamiento de salud mental en lugar de la tendencia constante de disminuir los presupuestos anuales, cerrar las instalaciones y que los individuos sigan siendo dados de alta, enviados a sus hogares y que sus familias y el vecindario se enfrenten a una cantidad mayor de negligencia a la que desafortunadamente algunos pacientes no pueden responder. Muchos estados siguen tomando fondos de un problema creciente. Jim estaba diciendo lo que tiene que ocurrir para que sea suficiente, que esto no funciona y que debe abordarse, pero no estaba hablando de diálogo.