¿Es verdad que al sacrificar la libertad por la seguridad, no obtendrás nada?

Es cierto, pero esto es sólo la mitad de la declaración. También es cierto que si sacrifica la seguridad por la libertad, tampoco obtendrá ninguno. En un nivel físico muy básico, la libertad es la capacidad de moverse. La libertad es imposible en ausencia de seguridad, ya que los peligros para tu cuerpo reducirían tu libertad. Habría lugares a los que no podrías ir ya que morirías. Para continuar solo con lo puramente físico: en ausencia de las restricciones impuestas por tener dos brazos y dos piernas, no sería libre de hacer lo que está haciendo en este momento. No está claro que tener cuatro brazos y cuatro piernas te permita hacer aún más, pero ciertamente te permitirá hacer otras cosas.

Sin embargo, la seguridad no tiene sentido cuando destruye la libertad. ¿Cuál es el punto de estar seguro cuando te has encerrado en una prisión?

Los dos existen en relación y ambos existen por el bien del otro. La seguridad para maximizar la libertad y la libertad sin seguridad es eventualmente desagradable, brutal y breve (para citar a Hobbes). Así que no hay necesidad de un Leviatán, pero si sacrifica la seguridad por la libertad, también perderá ambos.

Vivir como grupo social exige algunos sacrificios. Pero la extensión de esos sacrificios es un problema real y no hay consenso sobre ese tema y un equilibrio difícil de mantener.

Cuando se forma un sistema social, cada uno de los individuos da algo de su libertad para obtener cierta seguridad y ventajas del sistema.

Tome el seguro, por ejemplo. Cada persona da algo de dinero por las cosas que aún no les han sucedido. A cambio de eso, quieren una garantía de que serán compensados ​​si esa situación ocurre.

El mismo principio se aplica a la seguridad y la libertad. Como individuo, renuncias a tu libertad (hasta cierto punto) para obtener algo de seguridad del grupo. Cuando vives en un grupo social, las personas que establecen la seguridad también están renunciando a su libertad para hacer el trabajo. Renuncia a su libertad de tener una vida segura y brinda otros servicios a la comunidad. Es toda una red de dar y recibir. Como todo viene con un precio, esto no es una excepción.

Como esas cosas no son cosas tangibles, es realmente difícil poner un precio y crear un equilibrio para la cantidad de libertad que cuesta la libertad. Como toda la humanidad, estamos tratando de encontrar una solución óptima a este problema simple experimentando con él. Desde los antiguos reyes hasta la democracia de hoy, hemos aprendido mucho y tenemos un largo camino por recorrer.