Volar en el espacio era un sueño de mi infancia. Tuve la suerte de realizar ese sueño, y tuve una carrera de vuelo de quince años en la NASA. Durante ese tiempo, volé cuatro misiones al espacio. Tres estaban a bordo de Space Shuttles, y en mi cuarta misión, entrené con los rusos, y volé a bordo del Soyuz TMA-5 a la ISS, donde me desempeñé como comandante y oficial científico de la NASA durante la Expedición 10.
El vuelo espacial afectó fundamentalmente mi perspectiva de la vida. Cada parte de la Tierra es hermosa a su manera. Todo se ve tan tranquilo. Sin embargo, intelectualmente, sabía que los lugares por los que estábamos volando estaban desgarrados por la lucha, la guerra, el hambre, la sequía, el sufrimiento humano. La gente probablemente se estaba muriendo en los momentos en que volamos sobre estos lugares. Fue difícil conciliar esta dicotomía en mi mente.
Me hizo apreciar mucho más la vida y me obligó a tener una perspectiva más amplia de todo. Ir al espacio me hizo pasar mucho tiempo en la introspección, durante y después.
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