Los modelos de suscripción han existido durante mucho tiempo. Charles Dickens vendió sus novelas como una suscripción. Si considera que las cuotas de los miembros pagadas anualmente o mensualmente son una “suscripción”, han existido al menos desde la Edad Media. Hemos visto innumerables tipos de suscripción, desde membresías en gimnasios hasta suscripción a periódicos y revistas, a canales de cable premium, a los clubes del “libro del mes” que se popularizaron después de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Pero en los últimos años, los nuevos avances han permitido el acceso a contenido y servicios a través de modelos de suscripción como los dispositivos siempre conectados, la disminución del costo de almacenamiento, la capacidad de administrar digitalmente modelos complejos de pago recurrente y la capacidad de los clientes para crear y distribuir sus contenido propio. Estos avances, combinados con una gran cantidad de capital de riesgo disponible, han creado un entorno fértil para los nuevos modelos de negocios para las industrias de larga data, lo que resulta en exitosos disruptores como Netflix, Spotify y Dropbox, así como muchos otros.