Cuando yo:
- Realizado No necesito comenzar para ser un emprendedor, practicar el espíritu empresarial y ser emprendedor.
- Un empresario realizado es una personalidad. El espíritu empresarial es un rasgo de la personalidad y no una posición.
- Falló y se recuperó, por primera vez, sin atascarse, disuadir, derrotar y lloriquear al respecto.
- No dudó en destacar y probar cosas nuevas sin miedo al fracaso.
- Comencé a hacer cosas por mi cuenta, sin buscar la ayuda de otros.
- Activamente comencé a ayudar a otros sin esperar nada a cambio de mi servicio.
- Sacó la codicia por el dinero, la fama y el poder de la ecuación y funcionó solo porque me apasionaba hacerlo.
- Comenzó a guiar y asesorar a otros con la intención seria de ayudar pero sin esperar que lo tomen en serio.
- Comencé a tomar riesgos y salir de mi zona de confort, sin preocuparme por las consecuencias.
- Dejó de preocuparse por lo que el mundo diría, pensaría o haría.
- Comencé a mirar el cuadro más grande.
- Comenzó a pensar a largo plazo.
- Enfocado en la planificación antes de hacer algo, entendiendo completamente que nada puede ir según mi plan.
- El respeto realizado y el amor pueden no siempre significar obediencia y aceptación ciega.
- Conseguí menos emocional y más práctico.
- Dijo ‘Nunca digas morir’ e intenté sin descanso hasta que las cosas se hicieron, aunque sin dañar a otros seres.
- No dejé pasar ninguna oportunidad de superarme, mejorar mi carrera, mi salud y mis relaciones.
- La paciencia, la resistencia, la persistencia, la perseverancia y la flexibilidad se convirtieron en mi segunda naturaleza.
- Adaptado a los cambios, cuidando que los valiosos esfuerzos no se hayan perdido.
- No aceptó ciegamente las reglas, normas, procesos y procedimientos existentes y tampoco trató de entender su propósito y siguió o intentó cambiarlos.
- Comenzó a llegar con innovaciones e ideas, no solo por el bien de ellas.
- Cuestionó reglas, normas, tradiciones y rituales y obtuvo respuestas también.
- Desarrollé un sistema de valores y creencias y formé mi conciencia para diferenciar lo bueno de lo malo.
- Realizado no puedo ayudar a otros sin ayudarme a mí mismo primero.
- Comencé a atraer extraños, completos, bondadosos, que querían hacer el bien a mí y al mundo.
- Al darse cuenta de que no hay nada de qué temer en este mundo, hay mucho que dejar, aceptar y seguir adelante.
- Dejé de preocuparme por cada efecto secundario y reacción de mis acciones.
- Perdí mi ego pero no mi yo (confianza, creencia, estima y respeto).
- No dudé en aceptar errores, criticarme y despreciarme por el bien mayor.
- No seguí las tendencias calientes y decidí crear mi tendencia.
- Siempre hice o creé algo pensando cómo podría beneficiar a otros, no solo a mí.
- No me limité porque no sabía algo.
- Comencé a pensar en mi marca, mi identidad sin asociarla con quién es mi padre o mi abuelo, la familia en la que nací, el saldo de mi cuenta bancaria, la escuela o la universidad a la que asistí, la empresa en la que trabajé o mi puesto allí.
- Dejé de amortiguarme con un plan de respaldo antes de lanzarme.
- No hizo las cosas manteniendo a los demás en la oscuridad y garantizando la transparencia.
- Buscó oportunidades para colaborar en lugar de competir.
- Dediqué todo mi esfuerzo, tiempo y atención a algo que comprendía plenamente que podría fallar.
- Anhelaba traer lo mejor a todo lo que me asociaba.
- Se volvió tolerante a los errores, asegurándose de no repetirlos nunca más.
- Comenzó a copiar e imitar una gran idea llamándola ‘inspiración’.
- Dejé de dar importancia al sueño o al hambre y otros impulsos naturales cuando estaba involucrado en algo.
- Herir a los seres humanos o gritarles a las personas sin odiarlas realmente.
- Se ofreció a ayudar a mi enemigo cuando era más necesario.
- No dudé en disculparme cuando me equivoqué.
- Estaba cansado, exhausto y despojado de cualquier excitación pero con una mente tranquila, un corazón contento y una sonrisa en mi cara.
- Me desperté ansioso y emocionado por cómo será el día.
- Dejé de presumir más de lo que realmente soy.
- Dejé de anotar puntos brownie a expensas de mi competencia, mis enemigos y cualquier otra persona.
- Dejó de burlarse de la ignorancia de los demás y se sentó a explicarles.
- Dejé de preocuparme por una pérdida, dándome cuenta de que puedo crearla y repetirla cada vez que quiera.
- Dejó de dudar en preguntar y aprender.
- Esperaba que otros se acercaran a mí en lugar de que yo me acercara a ellos cuando no estaban interesados.
- El perdón se convirtió en un reflejo instantáneo.
- Tenía la mentalidad de un multimillonario, incluso cuando no tengo un solo dólar en mi bolsillo.
- Tenía la mentalidad de ser el mejor, incluso cuando no sabía nada.
- Permaneció ‘infantil’, un niño incluso en mi edad adulta.
- Recibió respeto sin exigirlo ni esperarlo.
- El estilo de vida no cambió adversamente debido a mis ingresos, la fama o el poder que obtuve, sino porque me dio la gana.
- No olvidé mis raíces incluso cuando llegué a grandes alturas.
- Logró resultados impecables, recibió premios, reconocimientos y apreciación, pero no tomó ningún crédito por ello.
- Nunca olvidé mi gratitud a aquellos que me ayudaron cuando más lo necesitaba.
- Elija estar desnudo y ser honesto con el mundo en lugar de cubrirse, dar excusas o mentir.
- Mis premios, apreciaciones y logros no significaron complacencia.
- No creó cosas esperando comentarios y revisiones.
- Eligió a un gurú que tenía en mente mis mejores intenciones, pero parecía odiarme y abusar de mí en vez de a alguien a quien no le importaba mi bienestar, pero dulce me habló.
- Me di cuenta de que lo que funcionaba para otros podría no funcionar conmigo, siempre.
- Escuche para aceptar comentarios, pero no siempre los puede implementar.
- Comenzó a confiar en el instinto e instinto más que en la lógica.
- Me di cuenta de que no soy malo, loco o loco, solo que diferente.