Mi esposo.
Sacó lo mejor de mí. Me enseñó tantas lecciones que ahora lo veo enseñar a nuestros hijos.
Su lema familiar es: ¡Las cerezas nunca, nunca te rindas! (¿O somos Cherrys …?)
Y está lleno de citas que a menudo nos recuerda:
- La perseverancia prevalece cuando todo lo demás falla.
- Los campeones se levantan, incluso cuando no pueden.
- Solo eres tan fuerte como tu eslabón más débil.
- ¿Cómo se siente la esperanza?
- Si no estás donde estás, entonces no eres lugar.
(Lamentablemente, estoy perdido por más en este momento).
Mi esposo me enseñó a trabajar duro. Me enseñó a ser honesto, no solo con los demás, sino conmigo mismo. Me ha enseñado a desafiar los conceptos establecidos. Y me enseñó a defenderme.
No es que no tuviera algo de esto ya en mí, pero él ayudó a desarrollar estas cualidades. Me empujó como un entrenador empujaría a un atleta o deportista.
Algunas veces fue difícil y otras veces fue doloroso, pero estoy muy orgulloso de la persona que soy hoy y creo que soy mejor por tenerlo en mi vida.
¡Te amo señor Cherry!