Una de las peores expresiones humanas es “mejor el diablo que conocemos”. Esto significa que, aunque sabemos que estamos en una mala situación, al menos nos acostumbramos y es mejor que nos quedemos como están, ya que no sabemos qué podría pasar si intentamos cambiar las cosas.
Todos sabemos que hoy vivimos en el sistema más corrupto y mentiroso que la humanidad haya creado. Todos sufrimos por ello y no necesitamos ser profetas para sentir que estamos dormidos en un desastre global si no cambiamos. Aún así, nos dejamos llevar por la falsa seguridad del lavado de cerebro global que recibimos de los medios de comunicación, del entretenimiento de “circo y pan”, de la maquinaria de “comprar hasta dejar”.
La razón principal por la que no queremos un cambio es que ya comenzamos a sentir que un verdadero cambio no se producirá a través de la política, la economía, las ideologías sociales o incluso la acción militar. El mayor problema del mundo es nuestra propia naturaleza egoísta, egoísta, odiosa y codiciosa que la naturaleza nos impulsa a todos sin excepción. Porque no queremos cambiarnos a nosotros mismos, es por eso que permitimos que las mentiras y las ilusiones continúen.
¿Vamos a esperar hasta que el sufrimiento intolerable nos imponga cambios, o quizás estemos listos para comenzar a cambiarnos a nosotros mismos de manera proactiva?
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