El alma nunca muere. El alma es una manifestación individual de la conciencia divina sobre sí misma, que puede llamarse Absoluto divino. Es un nombre neutral que no causaría malentendidos acerca de las diferentes percepciones de Dios en el mundo en el que hay diferentes religiones. El alma es la mónada de la conciencia del Absoluto divino mismo. Es la fuente de la conciencia en la existencia misma. Todos los seres que son conscientes de sí mismos y de la existencia tienen esta capacidad gracias a la conciencia divina del Absoluto (Dios).
El Absoluto Divino (Dios) es todo lo que es, y se manifiesta como todo lo que puede ser, y eso es toda la existencia. El cosmos o la existencia refleja todas las posibilidades de la conciencia divina como un espejo.
En su estado original, el Absoluto divino proyecta la conciencia sobre sí misma en entidades conscientes o monades de conciencia que son capaces de crear todas las posibilidades, para llevar a cabo la percepción o experiencia de todas las posibilidades de existencia. Como nada es posible fuera del Absoluto, todo está sucediendo en él, como su imaginación, y es por eso que todas las creaciones son solo la imaginación del Absoluto divino. Por el poder de su propia imaginación, diseña su propia conciencia en las entidades individuales de conciencia o mónadas. Aunque se vuelven individuales, estas entidades divinas tienen todas las propiedades del Absoluto divino. En su estado original, las mónadas de conciencia derivadas del Absoluto divino “crean” todo el universo que aparece.
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Las entidades de la conciencia divina o monadesare en el mundo conocidas como almas. Pero eso no es del todo cierto. Las monadas son mucho más de lo que las personas en su experiencia terrenal pueden concebir como un alma. Las monadas son más una superalma, o la fuente común de más almas. Así como el árbol en su crecimiento se ramifica en un número mayor de ramas y ramitas más pequeñas, las mónadas se dispersan y se ramifican en entidades cada vez más pequeñas de la conciencia divina conocidas aquí como almas. Cada alma tiene su propia superalma, que a su vez tiene su propia superalma superior. Y esto continúa hasta la fuente divina. De acuerdo con esta comparación, podemos decir que el alma individual de cada hombre en este mundo es una hoja, y que la mónada es la rama básica que sobresale del árbol que es el Absoluto divino. Puede obtener la mejor información sobre la naturaleza del alma individual de Michael Newton en sus obras. Esta división de una fuente de conciencia, la mónada en las almas individuales, es necesaria debido a la diferenciación de la autoconciencia y al acto de la creatividad como la tentación de todas las posibilidades.
El trabajo del alma en la Tierra se ve en el libro “Guía del alma en el planeta Tierra”.
Un alma individual reencarna más de una vez e intenta todas las posibilidades de existencia, despierta la existencia, y esa conciencia de la existencia vuelve al Absoluto Divino como su conciencia de sí mismo. Cuando la conciencia de las almas individuales en el cuerpo se combina con la conciencia divina del Absoluto, entonces las encarnaciones de ese alma terminan en la iluminación o el bautismo (samadhi).
Además del individuo, existe el efecto colectivo de la conciencia individual, que es la proyección del cosmos físico en sí. Hay almas muy viejas, mónadas de conciencia divina sobre sí mismas, que fueron las primeras en proyectar el cosmos. Gracias a las leyes físicas del elemento tierra, sobre todo la inercia suficiente que preserva las formas, las otras almas más jóvenes se encuentran con las formas materiales existentes al encarnar, por lo que dejan nuevas formas para las próximas generaciones. El sacrificio físico y la inercia existen para permitir que las ideas se perciban como objetos concretos en todos los aspectos posibles, y más y más veces, y por más conciencia individual. Esto no es posible en dimensiones más altas. Todas las almas juntas mantienen un cosmos físico. Por lo tanto, no solo es cierto que nosotros, como almas, hemos planeado nuestras vidas y la naturaleza de las experiencias que sentiremos, y que debemos experimentar por la ley del karma, como dice precisamente Michael Newton, pero es cierto que como almas, en el nivel más alto, pudimos crear todas las condiciones para la vida del cuerpo en que vivimos. Hemos creado todo. El terreno en el que te encuentras, el aire que inhalas, toda la naturaleza que te da vida es un diseño inteligente de la mónada del Absoluto divino, Dios, de donde provienen nuestras almas individuales.