¡Genial! ¡Vamos a cambiarlo!
¿Como hacemos eso?
¿Aprobar una ley contra el cabildeo? Porque eso requeriría que los mismos políticos que dependen del cabildeo recauden dinero para ellos y les digan qué grupos de interés quieren volver contra ellos. Y eso en un mundo donde es sorprendentemente común que los políticos retirados se conviertan en cabilderos altamente remunerados.
Y si aprobamos dicha ley, tendríamos que crear una definición legal para “cabildeo”, que los cabilderos se reorganizarían de inmediato para moverse. Sería básicamente imposible crear reglas para evitar el cabildeo que no perjudicaría la capacidad de los ciudadanos comunes para comunicar deseos y agradecimientos al gobierno.
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¿Qué hay de simplemente sacar el dinero de la política? Excelente idea. Pero entonces, ¿cómo evitamos que los grupos adinerados influyan en las elecciones de otras maneras? Recuerde, hay una gran cantidad de personas inteligentes que tienen enormes cantidades de dinero que dependen de cómo votan los políticos. Tendría que redactar leyes de manera tal de ser más astuto que todas.
Bien, entonces no podemos eliminar totalmente el cabildeo, pero ¿no podemos mejorar las cosas un poco? En principio, claro, pero cada intento que se ha hecho para debilitar el cabildeo y los intereses especiales ha sido rápidamente obstaculizado, ya sea por el Congreso o por la Corte Suprema, que efectivamente dictaminó que la donación de cantidades ilimitadas de dinero a causas políticas está protegida.
El cabildeo está, en este punto, tan integrado en la estructura del gobierno en los Estados Unidos que se necesitaría una reforma masiva para cambiar cualquier cosa. Y nosotros, como país, simplemente no tenemos la voluntad de hacerlo.