Mi primer error sería pensar que mis padres tenían su vida resuelta. No fue hasta hace poco que me di cuenta de que los padres también son a veces como nosotros: adultos que no funcionan. No tienen todo resuelto. Y ciertamente no son los superhumanos que pensé que eran. Ellos también cometen errores en cualquier punto dado. Y eso me enseñó una lección crucial sobre la vida.
No solo respetes a tus mayores, respeta a todos.
No entiendo por qué de alguna manera ser un anciano, al instante te da la licencia para ser respetado. Algunos ancianos son imbéciles. Personalmente, creo que cualquier persona, mayor o menor, debe recibir el mismo respeto en cualquier momento. Los años no añaden sabiduría, la experiencia sí. Los ancianos también deben darse cuenta de esto y respetar a la generación más joven con un poco más de compasión y respeto por las luchas que atraviesan.
En segundo lugar, sería el hecho de que pensaba que la gente se quedaría en mi vida. La gente se irá, con o sin explicación. Y a veces incluso tienes que abandonar la vida de las personas. No es deber de nadie hacerte feliz. Es una amarga verdad. Así que prepárate para eso.
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Por último, me gustaría decir que no hay orden. No hay una regla estricta y rápida de que su vida tenga que continuar de acuerdo con una regla invisible. Puede graduarse incluso después del matrimonio o puede obtener un trabajo incluso a los 30. No piense que está menos solo porque está atrasado en la carrera. Recuerda, no hay carrera. Es la vida, así que vive e inspira a otros en el camino.