A veces tienes que aprender a saltar.
Cuando tenía 12 años, estaba en una heladería con un par de amigos. El lugar estaba medio vacío y todos los que estaban sentados y comiendo helado tenían menos de 18 años. Un niño que estaba a varias mesas de distancia se deslizó de su asiento y comenzó a temblar (tenía una convulsión, pero en ese momento no sabía lo que estaba pasando). Mientras todos los niños estábamos sentados allí, congelados, el propietario corrió detrás del mostrador, puso la cabeza del niño en su regazo (para que dejara de golpear contra el piso duro) y nos gritó: “¿POR QUÉ NO LO AYUDASTE? ”
No lo hice, porque estaba sorprendido y no sabía qué hacer. Creo que muchas personas entran en esta categoría.
No fue mucho después de eso, que tomé una clase de primeros auxilios, luego una clase de salvamento (agua), y desde entonces he tenido tarjetas de CPR continuas; y ahora soy enfermera y he tenido ACLS y PALS (salvavidas avanzado para adultos y niños, el tipo de cosas que haces si alguien codifica o te encuentras con alguien sin vida en alguna parte).
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Si es una multitud, la gente pensará que si es realmente grave, alguien que sabe algo intervendrá O que si no es nada, se verán tontos. Después de ese incidente, ya no me importa si me veo tonto o si realmente no me necesitan, al menos voy a revisar la situación. Incluso tengo un botiquín de primeros auxilios en mi auto.
Tienes que estar alerta a tu entorno y a las personas que te rodean. Ayuda a sentirse preparado.