Es cierto que ir a un teatro afecta la experiencia de la película, pero no es el único atractivo del medio. El teatro es sólo un lugar para ver películas. Lo que importa es el entretenimiento o el valor informativo. Las películas ofrecen a sus creadores la oportunidad de explorar historias y tramas en un formato que permite un mayor desarrollo de personajes, líneas de historias más complejas y efectos especiales más grandes y malos (entre otras cosas) que los posibles en formatos más cortos. Ahí radica el atractivo de la película.
Haga una comparación con las actuaciones musicales que son en vivo a las que están grabadas. Es una experiencia maravillosa ir a la sinfonía, un concierto de rock en el estadio, un musical de Broadway o el recital de tus hijos. Pero es igual de bueno escuchar una grabación de Pops en casa, o que tu primogénito finalmente haya clavado el fragmento que ha estado practicando durante tres semanas. Cada tipo de desempeño tiene su propio mérito y produce una experiencia placentera.