Vive todos los días como si fuera el último.
Encuentra las razones para reír. Trata y suelta las razones que te impiden hacer eso.
Mantenga sus juicios de los demás al mínimo, porque todo no es como parece a primera vista. Siempre mire más profundamente y con una luz diferente a la que le enseñaron.
Confia en tu intuicion. Pequeños gruñidos que intentas ignorar porque crees que ya sabes mejor o simplemente porque crees de manera diferente de lo que indica ese fastidio. Hay una razón por la que “tenemos una sensación divertida”. Confía en eso y evalúalo cuando lo tengas.
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Vive conscientemente, y trata de no correr en piloto automático.
No adoptes lo que alguien crea. Aprende por ti mismo, lo que crees y se siente cierto por ti. Comprende que está bien cambiar tus creencias todos los días de tu vida si es necesario y encuentras algo que se siente más fiel a quién eres.
Aprende algo nuevo todos los días y no importa cuán trivial puedas creer que sea, porque nunca sabes si aprender algo nuevo será beneficioso de alguna manera, aunque solo sea en una conversación algún día.
Y amor. Amar a todos simplemente porque todos son dignos de amor. Ámalos por sus similitudes y ámalos por sus diferencias. Sin embargo lo haces, amor. Hay fuerza para decirlo, sentirlo e incluso compartir el hecho de que lo haces. No se ofenda ni se desanime porque los demás no comprenden y utilizan este maravilloso don de la capacidad de amar.