Hipotéticamente, ¿es plausible que las personas vivan vidas mucho más felices si eligen ser realmente directos acerca de sus sentimientos?

Me gusta pasear por placer.

Si me siento particularmente agitado, triste o frustrado, también es mi manera de calmarme y preguntarme la razón de tal estado.

No es fácil. Hago preguntas difíciles y he encontrado respuestas desagradables. He encontrado inseguridades acechando, patrones peligrosos disfrazados, falsas historias hechas por sí mismas que se hacen pasar por la realidad.

Tanto como caminar me ayuda a concentrarme, es la capacidad de reconocer y ser directo acerca de mis sentimientos lo que en última instancia me hace volver a casa tranquilo y sereno.

Los sentimientos son como partículas sensibles que pueden reaccionar con fuerza e inesperadamente cuando se exponen a condiciones severas, como las cosas que percibimos o esperamos y la realidad (a menudo) diferente.

Cuando descubro qué son y de dónde vienen, soy libre de aceptarlos o dejarlos ir. Cuando me dirijo directamente sobre mis sentimientos hacia las personas que me rodean, están libres de adivinar todas mis intenciones y significados.

Ya estoy más feliz.