Su estrategia no importa si le falta agilidad comercial
Podemos estar de acuerdo en que crear y ejecutar una estrategia efectiva es fundamental para el éxito. Pero, ¿cómo sabe cuándo ha terminado de elaborar estrategias y es hora de ejecutar?
El entorno digital es un motor de cambio acelerado. Si te resistes a las fuerzas que exigen innovación y progreso, la competencia te enterrará.
Cuando se trata de planificar iniciativas de cambio, ya sea la implementación de software, la creación de un nuevo rol o la modificación de procesos, puede sentirse inclinado a sentarse y planificar cuidadosamente cada detalle.
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Este impulso es natural: desea asegurarse de que su estrategia sea a prueba de balas y que el cambio se realice sin problemas. Pero este enfoque podría llevar a un plan que está obsoleto al momento de implementarlo. Todo el tiempo y los recursos que invirtió en el proceso estratégico serán en vano.
En cambio, las empresas deberían fomentar una mayor agilidad empresarial y una ejecución más rápida de la estrategia.
Luchar por la estructura, no la perfección
La elaboración de cada pequeño detalle no es un enfoque productivo para crear una estrategia. Hacerlo requiere demasiado tiempo y recursos. También conduce a estrategias rígidas que no pueden reaccionar ante desafíos inesperados.
Las estrategias más efectivas funcionan como estructuras flexibles que guían la acción para alcanzar una meta.
La clave es saber cuándo dejar de crear estrategias y cuándo empezar a hacer
Tomemos el ejemplo de la escalada en roca.
Cuando un escalador está de pie en la parte inferior de una montaña, ve el objetivo final, la cima, y planifica su ascenso. Busca áreas que tienen buenos puntos de apoyo potenciales y determina qué áreas debe evitar. Pero la estrategia del escalador es en gran parte estructural. No tiene sentido planificar un camino preciso. A menos que esta sea una ruta con la que el escalador tenga experiencia, será imposible determinar cada punto de apoyo desde la base de la montaña.
El escalador debe ser ágil. Su estrategia debe ser flexible y permitir decisiones de tiempo de juego basadas en factores situacionales. No está desprevenida, tiene la confianza para comenzar y los conocimientos para superar cualquier obstáculo.
En la era digital, la estrategia debe ser ágil y la ejecución debe ser rápida.
En el pasado, era un procedimiento estándar para desarrollar estrategias meticulosas para cualquier objetivo dado. Pero en la era de la transformación digital, en la que las tecnologías en rápida evolución pueden descarrilar la estrategia de la noche a la mañana, hay poco tiempo o uso para tal planificación.
Así surge la necesidad de reinventar la forma en que percibimos la estrategia y, posteriormente, el negocio.
La agilidad empresarial se ha convertido en el indicador más importante de la salud organizacional.
Tradicionalmente, las organizaciones eran vistas como máquinas donde las funciones de cada departamento eran rígidas y definidas. La administración era jerárquica y los equipos operaban en silos con poca colaboración entre ellos.
Esta estructura hace que la gestión del cambio sea lenta y la adaptabilidad difícil de lograr. También tiende a ser burocrático, lo que dificulta el rápido tiempo de ejecución.
En un informe reciente de McKinsey & Company, los autores definen un nuevo paradigma empresarial. En lugar de máquinas, comparan organizaciones con organismos vivos. Como organismo, la “columna vertebral” de la compañía se desarrolla lentamente con el tiempo, lo que le da estabilidad. Al mismo tiempo, la columna vertebral soporta movimientos dinámicos y es adaptable a fuerzas externas.
Esta combinación de estabilidad y agilidad permite a las empresas crear, probar y ejecutar una estrategia, con un riesgo mínimo.
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